viernes, 16 de diciembre de 2022

El último clásico.

                                                            Sean Kelly, dureza y modestia

Aunque le tocó vivir el ciclismo moderno, se mantuvo fiel al ciclismo clásico. Cuando ya todos sus compañeros y rivales utilizaban los pedales automáticos, él mantenía los rastrales, su clásica chichonera y su estilo a la antigua usanza... y seguía ganando. Se inventó la clasificación FICP y la ganó seis años consecutivos. Empezaba la temporada sin guardarse nada para después. En 1986, por ejemplo, ganó la París-Niza (no era noticia puesto que la ganó 7 veces consecutivas) y la Milán-San Remo. Corrió el Tour de Flandes y fue 2º (hubiera sido el 4º hombre y primer no belga en completar los 5 monumentos, de hecho fue 2ª en tres ocasiones). Era domingo y el lunes empezaba la Itzulia. La ganó también anotándose tres etapas, incluida la doble etapa final del viernes y el domingo se fue a la París-Roubaix, ganándola también.

Todo sacrificio, dureza y modestia sobre su bicicleta, con victorias en todos los terrenos. Se permitió ganar incluso una Vuelta a España, que pudieron haber sido dos si no es por un forúnculo. El irlandés puede considerarse el eslabón entre dos épocas. 

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