martes, 29 de junio de 2021

El trofeo Baracchi, la gloria compartida

 

                                       Rudi Altig empuja a un agotado Anquetil (1-11-1962)

A partir de 1949 el Trofeo Baracchi comenzó a disputarse en la modalidad de contrarreloj por parejas. Esta prueba a final de temporada en Bergamo reunía a los mejores especialistas contra el crono, agrupándolos de dos en dos, no necesariamente de un mismo equipo o nacionalidad. Tal vez el duelo más épico tuvo lugar en 1962 cuando Anquetil y Altig, grandes favoritos, aventajaban a mitad de recorrido en 57" a Pambianco y Ercole Baldini ("la locomotora de Forli"), Pero Jacques, considerado para muchos el mejor "croner" de todos los tiempos empezó a desfallecer y Rudi Altig tuvo que estar esperándole, animándole e incluso empujándole hasta meta, para ganar por unos exiguos 9" (también ayudó que Pambianco flojeó al final), tras 111 km y casi dos horas y media de esfuerzo.

Hasta que dejó de disputarse esta carrera, engrosó su palmarés con parejas como Anquetil/Gimondi, Moser/Saronni, Hinault/Moser o los hermanos suecos Gosta y Tom Pettersson, y vieron ganar a todos los grandes además de los citados: Coppi, Magni, Motta, Ocaña, Agostinho, Merckx, Maertens, Fignon,...

                                                  Davide Boifava y Merckx en 1969


miércoles, 9 de junio de 2021

Magni, una leyenda eclipsada

 

                                                Mítica imagen de Magni en el Giro de 1956


Fiorenzo Magni lo tuvo todo para ser un auténtico mito. En el Tour de Flandes solo había habido ganadores belgas, a excepción del suizo Suter, pero Magni lo conquistó en 1949, 1950 y 1951 lo que le valió el sobrenombre de "El león de Flandes". Fue también el primer ciclista en conseguir victorias de etapa en las tres grandes vueltas y, sobre todo, ganó 3 Giros de Italia a pesar de coincidir en el tiempo y el espacio con los dioses italianos del pedal: Coppi y Bartali.

En la fotografía se le puede ver tirando con los dientes del manillar. Tenía la clavícula rota y tuvo la descabellada y seguramente absurda idea de ayudarse de esta manera a sujetar la bicicleta durante una cronoescalada. Siguió a pesar de todo con el Giro, al que todavía le restaban varias etapas e incluso sufrió otra fuerte caída, pero acabó 2º. Un auténtico gladiador al que le tocó competir contra el duelo más pasional de la historia del ciclismo.