martes, 23 de enero de 2024

Le Blaireau, la cólera de los dioses

 

"Abriéndose paso"

De principio a fin de su gloriosa carrera, Bernard Hinault fue el auténtico patrón del pelotón. Capaz de movilizar o desmovilizar al resto de compañeros y rivales, decidiendo la actitud en carrera, encabezando protestas o incluso eligiendo a sus sucesores. Solo su presencia ya condicionaba o intimidaba y es que su apodo "Le Blaireau" (el tejón), le encajaba perfectamente. Tal vez el único campeón que ganó no solo por su clase y sus fuerzas, sino también por su carácter.

En 1978 encabezó una huelga de piernas caídas protestando por los horarios que no les dejaban descansar lo suficiente. "si no podemos dormir en el hotel, lo haremos en la carretera". En 1982 unos agricultores cortaron la carretera, El bretón se interesó por el asunto de la protesta, en la que los manifestantes instaban a consumir productos franceses, a lo que Hinault les espetó, acusándoles de cortar la carrera con tractores americanos.

Pero su incidente más espectacular y conocido fue en la París-Niza de 1984, cuando encabezaba un furioso ataque para desbancar a Robert Millar, que era el líder. En plena batalla por el maillot, una nueva manifestación, en este caso de trabajadores de astilleros, bloqueaba la calzada. Hinault trató de pasar sobre su bicicleta pero cuando ya le fue imposible bajó de su máquina y con sus puños siguió despejando el camino. Afortunadamente no hubo heridos. 

                                     Característico gesto de fuerza y rabia, apretando los dientes





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