En su victoria más sorprendente (París-Tours 2001)
No nació Richard Virenque para pasar desapercibido precisamente. Pasó de ser la gran esperanza francesa para reconquistar el Tour (llegó a ser segundo y tercero) a cabeza de turco en el caso Festina, el gran escándalo de dopaje que sacudió el Tour de 1998.
Dotado para la escalada, siempre protagonista en la Grand Boucle, presentando batalla, ganando etapas y haciendo del maillot a puntos rojos de la montaña su segunda piel. Tras ser apartado y repudiado por su implicación en turbios episodios de dopaje reconoció su culpa y volvió tras cumplir su sanción. Sin la explosividad que le caracterizaba (ya fuera innata o "adquirida"), supo cambiar su rol y seguir ampliando su colección de premios de la montaña del Tour (7, récord absoluto, desbancando a los míticos Bahamontes y Van Impe).
Su carácter inconformista y desafiante le llevó a la más extraña de sus hazañas. En 2001 a poco de comenzar la París-Tours, con 250 km por delante, inicia una fuga acompañado por Jacky Durand, que llega a alcanzar 18' de ventaja. El pelotón con los grandes sprinters del momento reacciona tarde pero parece que a tiempo. Durand cede cerca de meta en un repecho ante Richard que parece va a ser absorbido también pero, en un alarde de pundhonor, resiste estoicamente y aventaja en solo 2" al pelotón lanzado. No obstante cabe hacer mención al motorista de televisión, que fue un aliado seguramente decisivo en su victoria, ofreciendo descaradamente rebufo al galo más allá de lo razonable para ofrecer imágenes.
Con el maillot de puntos rojos
 
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