Zaaf, deshidratado, no pudo culminar su gesta
Era un atacante nato, Abdel-Kader Zaaf siempre realizaba ataques locos, escapadas imposibles. Era la única oportunidad de hacerse notar. Grandes campeones como Coppi o Kubler, con los que tenía buena amistad, le espoleaban cuando querían mover la carrera. Pero el modesto Zaaf finalmente pasó a la historia del Tour por su "no victoria".
En 1950 en la 13ª etapa del Tour se lanzó de salida junto a su compatriota Marcel Molines camino de Nimes. El pelotón se tomó el día de relax y los argelinos alcanzaron una enorme ventaja. A 20 km de meta estaba claro que, por primera vez, un africano se iba a imponer en una etapa de la Grand Boucle. Tuvo que ser Molines quien lo hiciera porque el bueno de Zaaf empezó a tambalearse y cayó al suelo. Se levantó aturdido y reemprendió la marcha en sentido contrario hasta que volvió a desvanecerse, con una fuerte deshidratación.
La leyenda dice que, acuciado por el calor sofocante, bebió una botella de vino que le ofreció un espectador y como era abstenio le provocó una borrachera. Lo que si que es cierto es que fue ingresado en un hospital, pero el bravo Abdel-Kader escapó y se presentó a la salida de la siguiente etapa ofreciéndose a realizar los 20 km que el día anterior no había completado. No se lo permitieron.
El año siguiente si pudo completar todas las etapas, aunque fuera farolillo rojo a 5 horas de Hugo Koblet.
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