sábado, 27 de julio de 2024

Los más grandes no podían ser campeones olímpicos

 

                                Por fin, uno de los "grandes" fue oro olímpico (Induráin-Atlanta 1996)


Desde los primeros juegos de la era moderna (Atenas 1896), el ciclismo formó parte del programa olímpico. Allí. el griego Aristidis Konstantinidis fue campeón en ruta, mientras que en las pruebas de pista destacó el francés Paul Masson, que conquistó tres oros.

Pero esa extraña y contradictoria condición del espíritu olímpico que dice por un lado que deben competir los mejores y por otro que impere el carácter amateur de los participantes, privó durante muchos años a los más grandes a poder luchar por los metales (también en otros deportes). Si bien han sido campeones olímpicos ciclistas que más tarde fueron grandes profesionales (Baldini, Kuiper, Ludwig...), nadie de los más grandes pudo obtener el preciado metal hasta que, en los Juegos de Atlanta de 1996 se permitió la participación de los profesionales. Allí, el gran Miguel Induráin, en la prueba contrarreloj, que se estrenó ese año, logró inscribir su nombre como campeón en el palmarés de las Olimpiadas

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