Una de las bromas de Karstens, tratando de detener al pelotón
El neerlandés Gerben Karstens alegró las carreras ciclistas en los años 60 y 70. Dotado de un peculiar y, a veces descontrolado sentido del humor, fue protagonista de numerosas anécdotas que él mismo provocaba con comportamientos estrafalarios en plena competición. Aunque los jueces siempre anotaban en sus actas su "mal comportamiento", sus propios compañeros y rivales le defendían, ya que hacía más amenas las largas etapas, muchas veces exentas de emoción.
No se conformaba con la típica escapada para luego esconderse y rodar por detrás para que el pelotón pensara que no le alcanzaba, sino que se disfrazaba, leía el periódico dirigiendo con los pies el manillar, rodaba por el campo paralelo al asfalto, o subía a lomos de algún corpulento compañero de fatigas.
Karstens, no obstante, no fue un cualquiera en competición. Ganó etapas en las tres grandes, gracias a su potencia y velocidad, destacando sus 14 etapas en la Vuelta y fue segundo tanto en San Remo, en la Amstel y en Lombardía. En esta última fue el primero en atravesar la meta en una ocasión, pero fue descalificado por "irregularidades" en el control antidóping. Fue bastante amigo de sustancias "no compatibles" con los reglamentos y también fue desposeído por este motivo de una París-Tours.
Además de las 14 etapas de la Vuelta, también ganó 6 en el Tour, una en el Giro, una París-Tours (esta vez de forma reglamentaria), y bastantes etapas y semi-clásicas, además de un entorchado en el campeonato de los Países Bajos.
A lomos de Eddy Peelman