martes, 28 de septiembre de 2021

El tesón de Simon y el rubio de las gafas


                                                   Pascal Simon en el momento de su retirada

El Tour de 1983 se presentaba el más incierto de los últimos tiempos. El gran y único favorito, Bernard Hinault había tenido que renunciar por una tendinitis agravada por sus esfuerzos para conseguir ganar la Vuelta a España. Había pronósticos para todos los gustos: los veteranos Zoetemelk y Van Impe podían aspirar de nuevo a la victoria, incluso algunos periodistas "entendidos" veían en un semidesconocido Jean-Marie Grezêt un outsider. Podía suceder cualquier cosa con la primera presencia en la Grand Boucle de un equipo colombiano que, sin duda, rompería la carrera en la montaña.

Tras el paso de los Pirineos, el mejor era Pascal Simon pero, cuando iba de amarillo, se fracturó el omoplato. No abandonó, aguantó estoicamente durante una semana hasta que no pudo más. Y entonces surgió el joven coequipier rubio de gafitas que tanto había ayudado a Hinault a ganar la Vuelta. Un Laurent Fignon pletórico aprovechó para ganar el Tour y poner en duda la continuidad del dominio de Hinault para las siguientes ediciones. El segundo puesto de Ángel Arroyo y las primeras exhibiciones de Pedro Delgado, marcaban también el resurgimiento del ciclismo español.



 

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